Corría el año 1989, cuando coincidí con Margarita Salas en el Bromfietsen Meeting on Molecular Biology of Bacillus and its Phages, que se celebró en el Parador Nacional de Almagro. Por entonces, yo estaba finalizando una estancia postdoctoral en el Max-Planck-Institut für Molekulare Genetik (Berlín). El grupo de Margarita presentó varias comunicaciones y me entusiasmaron tanto que no dudé en preguntarle si podía trabajar con ella a mi regreso a España.
Tuve el gran privilegio de compartir con Margarita quince años de investigación básica. Fueron años de mucha ilusión, mucho trabajo y grandes alegrías científicas. Hoy recuerdo a Margarita con mucho cariño y admiración.
Margarita Salas fue una luchadora inquebrantable en tiempos muy difíciles para las mujeres científicas. La tenacidad fue, sin duda, un rasgo de su personalidad. Su entusiasmo por la ciencia y su capacidad de trabajo fue siempre un estímulo para los que tuvimos la suerte de estar cerca de ella. Tuvo la gran habilidad de organizar y mantener un grupo de investigación dinámico, en el que investigadores e investigadoras séniores, investigadores e investigadoras postdoctorales con excelente trayectoria científica en otros centros nacionales o internacionales, y estudiantes de doctorado procedentes de diferentes universidades contribuían a crear un ambiente científico muy enriquecedor.
A pesar de sus múltiples actividades académicas e institucionales, que fueron aumentando a medida que era reconocida y premiada por sus avances científicos, Margarita Salas supo estar siempre en contacto con el trabajo que se realizaba día a día en el laboratorio. Siempre encontró un hueco en su apretada agenda para discutir los últimos resultados obtenidos, por muy preliminares que éstos fuesen. Siempre abrió las puertas de su despacho para hablar de ciencia. Los seminarios de grupo eran semanales y sagrados, y la discusión y la crítica científica suponían un enorme estímulo para todos. Los estudiantes aprendían pronto que trabajar en ciencia requería mucha dedicación, que estar al día era esencial y que el rigor, la honestidad y la credibilidad son valores fundamentales en ciencia.
Margarita Salas no se ha ido. Seguirá entre nosotros porque ha hecho historia en el campo de la biología molecular. Ha conseguido el reconocimiento y el respeto de la comunidad científica, tanto a nivel nacional como internacional. Ha conseguido formar parte de esa lista, todavía pequeña, de mujeres referentes en ciencia.